viernes, 21 de mayo de 2010

Irracional

Irracional


Hoy fue un día fuera de lo común para la protagonista de esta historia. Javiera despertó 2 horas antes de lo normal… y aunque se quedó placidamente dormida, la inconciencia de 20 minutos no impidió que llegara una hora antes a la universidad, donde estudia periodismo. El esfuerzo que significaron dos horas menos de sueño, sólo se justificaban con la tarde del día de ayer.

Con la cabeza metida en el texto que atrasada debía leer, el metro se hizo mas corto de lo que esperaba… y se pasó la estación “común”, por lo que debió seguir 3 estaciones más allá de lo que debía, para luego devolverse, este simple hecho le permitió terminar el texto antes de llegar a Grecia… y por ende darle tiempo de sobra para pensar en lo sucedido la tarde de ayer.

Aunque no se resistía al caldo de cabeza infernal que la atormentaba, fueron otros hechos los que esta vez la salvaron. Dos llamados telefónicos de las nuevas haditas de su vida, llenaron de lágrimas las corrientes inalámbricas de la telefonía móvil. Preocupada e impaciente por el trabajo que aún no hacía y debía entregar a las 10.15. Llegó a una mesita a trabajar.

Fácil es para Javiera dejar de lado los pensamientos que la inquietan, su mente es como un gran mueble de madera roída, llena de compartimentos donde dejar aquellas cosas en las que no quiere pensar, aunque en realidad todos sabemos que esos cajones están húmedos, y una ves que se cierran no se vuelven a abrir, y ahí quedan las reflexiones nunca hechas, los conflictos sin resolver, el nudo en el pecho; ella sabe que las consecuencias luego llegan inevitablemente a enrostrarle todo aquello que debió hacer.

Luego de entregar el trabajo, pudo por fin sentarse tranquila, y fue ahí cuando se sintieron los primeros golpes. Miró el suelo con desdén, y pensó para sus adentros: ahora no, es momento de prestar atención. Así lo hizo, otras dos horas con la mirada atenta, intentando ocupar el 100% de su mente. Sin poder evitar, de todas formas, los susurros que como niebla se interpusieron ante la indescriptible realidad.

Los ojos tristes que ve pasar, trajeron a la mente de Javiera que aún hay cosas mas importantes en las que concentrarse el día de hoy. Las batallas del amor contra el corazón se reflejan en el viento de un día de otoño como aquel, y sin querer las hojas que ve caer la hacen mirar hacia atrás.

Como siempre en su vida, los celulares determinan su estado de ánimo. Una simple llamada, puede cambiar el sentido de las manillas de su reloj. El casino lleno de gente la hizo sentir más sola… más indefensa, más errada. Cogió el teléfono y marcó el número, sin pensar como de costumbre… ecos de la tarde de ayer ensordecieron su mente… las irrefrenables palabras del otro lado, le hicieron recordar que su corazón también siente, que está vivo… y que quizás es necesario pensar en él.

La irracionalidad de sus actos. Siente… siempre siente, siente fuerte… quizás está ahí la madre de todas las incongruencias.

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