lunes, 19 de abril de 2010

Tratamiento Periodístico 27/02

Madrugada del Sábado, 3:33 am. Acababa de cerrar mi facebook, despedirme de mis amigos que aun quedaban en msn a esas horas y apagar mi notebook. Es ahí cuando comienza un fuerte movimiento telúrico 8.8° Richter con epicentro a 30 km de la ciudad de Concepción, que azota gran parte del centro sur de nuestro país.

Enseguida se corta la luz, se cae internet y la señal del celular, y nos vimos forzados a volver a lo mas rudimentario: las velas. Comenzamos a sentir la necesidad de saber que era lo que había ocurrido, ya que por lo menos para mí era difícil creer que había presenciado un terremoto (nunca había sentido uno y además fui muy afortunada y en mi casa no ocurrió ninguna desgracia).
A los minutos conecto la radio de mi celular y comenzamos a escuchar diversa información aun extremadamente insegura.

Al día siguiente alrededor de las 12:00 volvió la luz en mi casa y lo primero que hice fue prender la televisión. Al instante llenaron mi pantalla de imágenes de un destruido pueblo donde el agua se lo había llevado todo.

Comencé a sentir como esta catástrofe había llegado mucho más lejos de lo que yo había imaginado y que en muchos casos la tierra había remecido no sólo cientos de casas de adobe que no encontraron en su material el soporte ante tan fuerte movimiento y cedieron frente a los ojos atónitos de sus huéspedes, sino que también remeció corazones que ahora heridos y desamparados miran el devenir sin casa y sin familia en algunos casos.

En este punto de las crisis nacionales es cuando la prensa adquiere un rol fundamental. En primera instancia de informar certeramente y canalizar las voces de ayuda y luego de plantear la discusión que este sismo nos deja, como: ¿qué paso con la retrasada alerta de tsunami? O ¿quién responderá a las personas que sufren serios daños en sus departamentos o incluso los vieron desplomarse?

Al comienzo vi a los medios de comunicación muy comprometidos, y me pareció bien ver a los rostros de los noticieros trasladarse a las zonas de catástrofe. Pero luego de unos días pude advertir cierto afán figurativo y notas de un periodista ya no tan centrado en el otro, en la gente, sino en convertirse él en el protagonista de la historia de nos narra. El cada canal que sintonizaba podía ver una Soledad Onetto, un Amaro Gómez Pablos, una Macarena Puigrredon o una Vivi Kreutzberger, embarrados hasta las rodillas en medio de una ciudad destruida y con esa pregunta inoportuna en los labios: ¿Cómo se siente? Le preguntan a alguien que presencio la muerte de su familia y vio como la implacable fuerza del agua arrasaba con sus cosas, su casa, su barrio.

A los 4 o 5 días las noticias seguían siendo lo único que se podía ver o escuchar, y dentro de éstas solo había destrucción, desamparo, muerte, lástima, alarmismo. Yo me pregunto: si estos canales estuvieran realmente preocupados por llevar a las casas de todos: información seria y relevante que sirva principalmente para canalizar las manos solidarias, no estarían todos los medios agolpados en cierta situación (por ej. Saqueos) o cierta cuidad (por ej. Curanipe) y quizás harían algún esfuerzo por movilizarse a esos tantos otros pueblos pequeños, más alejados del epicentro que hasta hoy no reciben la ayuda necesaria.

Finalmente me queda decir que como muchas veces los medios de comunicación se salen de su rol fundamental: informar y formar opinión, y comienzan a trabajar de acuerdo a lo que vende, a lo que les da el famoso “rating”, que en casos como estos de extrema urgencia donde los medios son fundamentales, es tan fácil de conseguir. Por un lado los directivos ven la oportunidad favorecer a cierto bando político ya sea manipulando o censurando información, y por otro lado los rostros comienzan con el festival del codazo llegando a estar en pantalla durante horas seguidas.

Sin duda podemos hacer excepciones, pero en general creo que el tratamiento fue muchas veces más sensacionalista y menos comprometido con el rol social que tienen medios tan masivos como la televisión.

Sangre de Tinta “Historias de pasión y desgarro”

“Pero con el tiempo te haces viejo y entonces ves la muerte. Entonces te das cuenta de que nada, ni el poder, ni la gloria, ni la riqueza, ni el placer, ni tampoco siquiera verse libre del sufrimiento, tiene tanto valor como el simple acto de respirar el simple acto de estar vivo, incluso con todo el pesar del recuerdo y el dolor de poseer un cuerpo irremediablemente gastado; simplemente saber que estás vivo”
William Faulkner.

Cuando a la vida no se le encuentra más que un solo sentido, cuando cada aliento, suspiro, se compone de la misma esencia; cuando los ojos tienen un velo y solo dejan ver con esa neblina de deseo. Darse cuenta que solo se vive para aquello que hace vibrar, que da la energía, la convicción, que se arrastra desde el sueño nocturno a la claridad del amanecer y comienza a ser la semilla de todos los actos.

Eso que apasiona, que aunque cambies de casa, de nombre, de religión, de vida, no se puede dejar atrás.

La biografía de Truman Capote cuenta la vida de un apasionado, comenzó a escribir - según sus propias palabras – para mitigar el aislamiento sufrido durante su infancia en una granja al sur de Estados Unidos, lo cual desarrolló su talento innato: la escritura. Llegando a escribir como periodista en la revista “The New Yorker” tan solo a los 17 años.

Su éxito comienza con el relato “Miriam”, el cual lo hace acreedor del premio O’Henry, desde ese momento en adelante la crítica lo aplaudió y celebró llegándole a llamar “El discípulo de Poe”. Motivado por su pasión que rugía sin reservas al escribir, se convirtió de un vanguardista, fue uno de los primeros en tocar el tema de la homosexualidad abiertamente en su primera novela “Otras voces, otros ámbitos”.
Su trabajo de 1966 fue el más galardonado, “A sangre fría” se convirtió en un referente para lo que luego sería el nuevo periodismo.

Dejándose llevar por la obsesión que ponía a su obra en el centro de todo su mundo, escribió “Answered Prayers” donde contaba vivencias íntimas de sus amigos, escuetamente disfrazados de personajes de ficción. Su círculo social lo repudió y lo tildaron de “caníbal”.
Siguiendo su línea de trabajos desvergonzados, sin límites, donde ponía todo en juego con tal de escribir lo que tanto deseaba, nació “Música para camaleones”, una obra donde se ponía en evidencia a sí mismo, Capote escribió: “Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio”. Luego en una cadena de autodestrucción y creatividad desbordante, llega su muerte por sobredosis en 1984.

A pesar de haber muerto en degradantes condiciones, Truman es un ejemplo de cómo un hombre puede dejar todo de lado por su arte, hasta la propia vida; además fue capaz de idear su propia escala de valores que le permitiera crear sin tapujos. Sin duda, nunca pudo sacar todo lo que llevaba dentro, ya que probablemente, sus ideas internas fueron un universo complejo esbozado de palabras vagas queriendo salir, presionando cada parte de su cuerpo, obligándolo a vivir para ello. Es por eso que quizás lo más prudente es decir gracias. Gracias por dejarte llevar, por darlo todo y perderlo todo a la vez. Por permitir deleitarnos con tu delicada prosa y ver, un poco a través de tus palabras, el universo que tenías dentro.

No son pocos los casos de genios que lo dan todo por la obra, que tienen vidas desgarradas, solitarias, tristes, donde su fuerza interior es solo la pulsación irresistible de su pasión.

Es así como Faulkner, premio Nobel de literatura en 1949, nos lleva por su vertiginosa prosa, donde tiende a perderse en paisajes y tramas secundarias, como estallidos de sus músculos de novela, conserva la virtud de mantenernos temblando cuando vamos por los pasadizos literarios en que nos muestra lóbregos rincones del corazón humano; su corazón desnudo de palabras burbujeantes.

Faulkner en su obra levanta lo más íntimo del hombre, sus esperanzas, cobardías, mezquindades; sueños rotos, amores crudos, heroísmos inútiles, pasiones primarias, dolores punzantes, sentimientos galopantes, pasiones.

Explícitos se muestran estos rasgos en la obra, “Una Fábula” (1954), novela a la cual le dedicó más tiempo y que lo hizo obtener el premio Pulitzer. La trajo al mundo con la idea de que daría un golpe definitivo, finalmente no es considerada la cumbre de su literatura, es más bien una obra llena de pólvora, trincheras y proyectiles que sin quererlo caen en William y lo hacen trizas.

Faulkner responde solo ante su instintiva pasión, se considera despiadado y aclara que las ideas que trae como flechas adentro, lo angustian a tal punto que debe liberarse de ellas.

Junto con esto lo pierde todo, tal como un genio apasionado lo debe hacer cuando la sangre le hierve en palabras, las entrañas se convierten en linotipias zigzagueantes, intrépidas que ni con un sorbo de buen whisky dejan de trabajar.
Cerebro lúcido, plagado de chispazos como gran tormenta eléctrica que atemoriza al pueblo espectador. Sangre de tinta que lleva a las nubes la presión arterial; huesos de escritorio, madera vieja, corroída de dolor, de locura, de angustia.

Genios que vienen a crear, a entregar; a vivir pasión, no su vida. Genios despreciados, temidos, galardonados, criticados y muchas veces perdonados. No les queda más que regurgitar lo que tienen dentro, sin filtros, dejando esparcido el líquido onírico, intelectual, ¡increíble!; líquido que contamina con su honestidad, dejando sorprendido al lector, que no quiere leer mas, para no seguir viendo su reflejo desnudo en la tinta.

Cuando traemos estas memorables historias a tiempos actuales es difícil no preguntarse donde están hoy los periodistas apasionados. Entendiendo el periodismo escrito como un género literario, lleva a pensar que debe ser conmovedor y excitante el acto de redactar, haciendo nacer las pasiones más profundas.

Antes el oficio de periodista era un trabajo 24/7, se comía noticias, se respiraban opiniones, de vivía ética, las amistades estaban en el círculo de la prensa, la reunión de pauta suponía una junta de amigos, quiénes amaban tanto tu trabajo que no podían evitar hablar de él. Y la lectura, claro, era el hobbie mas querido. Para quien sentía el periodismo en sus venas, sin duda era un gusto trabajar para ello.

La responsabilidad social de tener en las manos la información y poder presentarla de la forma que estimen conveniente, la oportunidad de usar este medio como herramienta, ya sea para ayudar a las clases más desvalidas o para hacer de éste un país más democrático; la posibilidad de ayudar desde su escritorio a formar la opinión de alguien, o simplemente ampliar el punto de vista de una persona para que pueda tomar la decisión correcta, hace de esta profesión (hoy en día) una tarea ardua, interesante y éticamente intrincada.
Pero en estos tiempos se ven periodistas o “comunicadores sociales” lejanos a ese contexto épico del periodismo de antaño. Quizás más ególatras, más ingenuos, sin calle, sin afán por saber y relatar para el pueblo. Menos enamorados del oficio, o menos ilustrados en cuanto al verdadero rol del periodista en el mundo de hoy.

Aunque poco se les puede pedir con lo deshumanizante que se ha vuelto la profesión, cada día más presionados a trabajar a la velocidad de la luz, lo que los obliga a escribir sin darle mucha vuelta al asunto, sin reflexionar y opinando a destajo, también se advierte la falta la investigación acuciosa de ciertos temas, lo cual debe ser difícil con el editor encima pidiendo la primicia.

Quizás deberíamos retornar a ese periodismo donde el editor era un padre sabio y comprensivo, que enseñaba las viejas tradiciones éticas que tanto faltan hoy. Volver al periodista callejero que chocaba con la realidad, la investigaba, procesaba y relataba minuciosamente, dirigiendo sus palabras al lector critico, informado y agradecido.

También resulta difícil hacer periodismo en un contexto donde los Medios de Comunicación tienen tanta relevancia, donde hacen y deshacen en cuanto a manipulación y censura, además de los monopolios, o los ataques directos contra periodistas, son los tapujos que llevan al desencanto y el enlodamiento de la profesión. En América Latina estos temas están vivos, y día a día atormentan el debate público libre y pluralista. Es por eso que se han formado entidades que se dedican a defender la libertad de expresión y la prensa en América; la Sociedad Interamericana de la Prensa, es una organización sin fines de lucro, nacida en Washington. Principalmente, alienta el conocimiento y el mayor intercambio de información entre los pueblos de América en apoyo a los principios básicos de una sociedad libre y de la libertad individual, además de defender la dignidad, derechos y responsabilidades del periodismo.

A pesar de todo lo que hoy ocurre en el contexto tanto político como laboral, no podemos desconocer que lo que nos hace falta hoy son Quijotes de la prensa, personas dispuestas a vivir para el oficio, faltan amantes de la democracia y la verdad, genios de la norma y moral ética, luchadores empecinados por la libertad de expresión; faltan apasionados por el periodismo, falta el periodista crudo, desgarrado, quien con su manuscrito ensordece, aquel que saca a relucir la verdad con su texto de estandarte, ese que derrama la sangre de tinta por su convicción de informar.

Newton y la tradición hermética.

¿Por qué Newton renuncia a la tradición hermética, y cuál sería la tragedia del hombre moderno a la que se ve enfrentado?

Keynes nos propone en este texto que Newton comienza sus estudios desde el hermetismo, es decir, desde una tradición antigua y sagrada inspirados por el conocimiento que recibió el hombre de lo divino, donde se entendía a la naturaleza como un ser viviente, dinámico, creado por dios, que se relacionaba con la alquimia en su forma más pura y simple, la que representa un enigma que Isaac pretendía dilucidar.

Pero cuando a mediados del siglo XVII la Guerra Civil rompió con el esquema feudal pudo imponerse sobre éste, el sistema capitalista, se hicieron preponderantes las ideas burguesas como el “laissez-faire” y otras más políticas como relacionar el pensamiento oculto (alquimia) con el revolucionario… tildando al hermetismo de herejía, además lo percibieron como un inconveniente para la economía. Lo anterior debido a que ver a la tierra como un ser viviente implica la idea de violación al extraer, en cuanto ver la tierra como un ser inerte no opone impedimentos para hacer uso de sus riquezas en el beneficio propio.
Es por eso, que Newton en un afán de sentirse aprobado y validado socialmente, deja sus primeras aproximaciones a su teoría de lado e incluso se retracta, convirtiendo su discurso alquimista en uno mecánico, se adscribe a un concepto de materia muerta, estable, predecible, ordenada, y por ende muy concordante al tipo de sociedad esperada por el capitalismo, es decir: basada en el orden social y la ley.

Cuando debe retractarse de sus creencias más intimas (hermetismo) por la represión social, y debe subyacerse ante el triunfo de la idea científica dura, es cuando Newton se enfrenta a la tragedia del hombre moderno, es decir, cuando la conformidad externa provoca la negación de principios internos. Finalmente se le conoce como el padre de la filosofía mecánica, la cual deja de lado el aspecto dialéctico, irracional del cual era heredero.

Mi experiencia mechona Extreme

Cuando en 3ro medio me decidí por la Chile, siempre fue tema (para mi madre) el temido “mechoneo”, pero siempre a mi juicio eran puras exageraciones, yo lo veía solo como un tierno juego donde nos embarrarían con barro, pintura lavable, challa, y a lo más un huevo; luego nos enviaban (en mi pacifica historia mental) a pedir unos $500 para devolvernos los zapatos y mochilas.
Que inocente criatura fui.
Hoy campante con mi peor ropa, llegue a nuestro ICEI (¿para qué vamos a entrar en detalles de cómo corren los rumores?), la mirada maquiavélica de mis compañeros de 2do, ratificaron lo que ya me esperaba.
Ansiosa entré a la clase con Antezana, cuando a los 15 minutos, comenzamos a escuchar los golpes en las ventanas, los alaridos, y las vociferaciones con que reclamaban a sus presas. Los paseos tras las cortinas de ELLOS vestidos de negro con un cartel que decía “Teo, lista negra” me anticiparon que esto no era el juego que yo pensaba.
Entraron, nos amarraron y pintaron, para luego llevarnos en fila a lo que sería una especie de prueba “pelotón”: punta y codo por el barro con la manguera encima. Luego dejaron caer sobre nuestra espalda un líquido que supongo era mayormente vinagre (con algún otro agregado), pasta de dientes en las cejas, kétchup en el pelo, mostaza en la ropa y piel. El posible corte de pelo era su coartada perfecta para mantenernos a sus órdenes.
Ya en la cancha Calama, me llaman a concursar para reina mechona, pruebas como bailar reggeaton, reventar globos, koala, y hacer “algo” entre tú y tu pareja con un plátano; me dejaron “casi reina” y coronaron a la jugada Vale Burgos.
Hasta ahí era todo asqueroso, pero ameno en cierto modo. Cuando a uno de nuestros compañeros se le ocurre la fantástica idea de vaciar el bidón de vinagre sobre la ex reina mechona Paz, lo cual provocó la furia en sus defensores y la desgracia en nosotros.
De ahí en adelante la historia deja de ser grupal, de a 2 o 3 salimos a pedir la plata que nos cobraban para recuperar zapatos, mochila y carnet. Los $8500 por persona son la consecuencia de intentar mechoniarlos a ellos.
Las dos horas en Grecia con Macul, y casi 3 horas en Provi , para mi dieron el resultado que esperaba… $7000. Con lo cual me devolví y exigí que me dieran mis cositas.
Debo decir que en un momento me sentí agotada, choriada, chata del calor, etc. Pero cuando me lo tome como el juego que en un principio significo esto para mí, y pude con una sonrisa decir – tío, una monedita para que me devuelvan la mochila- todo se tornó más happy y no falto el señor que en vez de sacar una moneda, me dio un billete.
Ahora luego de haber pasado el mítico mechoneo de la chile, puedo decir desde la experiencia que aunque digan que esta es una mala práctica, que “pobres cabros” y blablá bla, finalmente por algo es una tradición y ahora lo sé, la unión de los mechones ante el “enemigo”, la emoción de juntar toda la plata o la misma infantil diversión de que te estén mangueriando hace de el mechoneo un hito muy especial para la generación.
Pero de todas formas no lo sabes hasta que lo vives, asique prepárense mechones 2011, que les haríamos flaco favor si los eximiéramos de esta primera prueba al entrar a la universidad.

La Angustia Sartriana en Mi Vida

Mi Angustia.

A cada momento debemos elegir, desde detalles hasta cosas trascendentales, ese elegir, como única condición en nuestra vida, es vista por Sartre como una coartación a nuestra libertad absoluta, ya que como él dice, la única forma de tener libertad absoluta es que no hayan normas de ningún tipo enfrentándose al individuo. Y la norma número uno en nuestra vida es que, querámoslo o no, debemos elegir y por ende hacernos cien por ciento responsables de nuestra existencia, de lo bueno y de lo malo, de lo pasado y de lo futuro.

Enfrentando esa condición, nos damos cuenta que hay un sentimiento que embarga esa situación, y es que cada decisión implica un riesgo ya que no sabes si la decisión está bien o mal, y entre mil posibilidades debes elegir solo una. Ese miedo, que al fin y al cabo es un miedo a la nada, es la angustia.

Hay momentos en la vida donde debemos elegir cosas como: pan con mantequilla o con jamón… pero hay otros donde sabes muy bien que tu decisión puede cambiar tu vida en 180°, estas parado en una rotonda y tienes 10 calles para seguir, que cada una de ellas te llevara a lugares totalmente diferentes, no ves mas allá de 10 metros, no sabes lo que te espera, lo único que sabes es que además de toda esa angustia que sientes al no sabes cual camino elegir, hay una fecha, un día tope donde debes haber elegido uno de los caminos. En ese tipo de momento me encuentro, para diciembre de este año, ya debo haber elegido una carrera que estudiar, y a pesar de que esa decisión está condicionada por el puntaje PSU, de todas formas mi puntaje responderá sola y únicamente a la seguidilla de elecciones anteriores a ese día, cuando decidí dormir 1 hora más en vez de estudiar, cuando llovió y me perdí una clase en el preu, cuando me dio lata pescar una clase de matemática y justo ese contenido puede que me reste 20 puntos en la gran prueba… y bueno también todos los carretes que me perdí por ir a clases los sábados en la mañana, y las horas de sueño sacrificadas por estudiar días antes de una prueba; lo que quiero decir, es que como dice Sartre “ El hombre no es otra cosa que lo que el mismo se hace” , y mi puntaje no responderá más que a mis continuas elecciones, porque como dicen por ahí, es 1% de talento y 99% de esfuerzo.

Pero mas allá de el numerito que aparezca ese día a las oo:o1 y empiece con 5, 6, 7 u 8 … (sueño con que sea un 8), finalmente eso no decidirá por mí que carrera estudiar, y ese salto al vacío, ese salto a mi propio futuro, la incertidumbre de cuál de todos los caminos me hará más feliz, me tiene angustiada, y esta nausea muchas veces no me deja pensar bien, todas las posibilidades tienen sentido en algún aspecto, nada es definitivo, cada camino abre un abanico de posibilidades…comienzo a preguntarme entonces ¿Qué quiero?, ¿Qué estoy buscando? ¿Qué me hará más feliz?... aquí es cuando aparecen el millón de consejos, puntos de vista, familiares, amigos, profesores, me demuestran su cariño dándome pistas; tíos me dicen que sin dinero no hago nada, que estoy lista para derecho “ luego tendrás tiempo para tus hobbies”, y así miles de consejos, comentarios, que la universidad de Chile esto… que la Católica esto otro… y las privadas, uuuh si han mejorado tanto…

Y cito nuevamente a Sartre: “El hombre no tiene otra salida que si mismo, su propio proyecto” y así es, nadie me podrá ayudar a la hora de elegir, la elección nace esencialmente en el interior, y el vértigo se apodera de mi… nuevamente estoy sola, frente a los miles de caminos, tengo una vaga idea de hacia dónde me llevaran, pero nada seguro, lo único claro es que nosotros creamos nuestro mundo, solo debo estar segura de que tipo de mundo deseo crear para mi vida, y aquí aparece un tema muy importante, el autoconocimiento, conocer mis limites, mis gustos, mis metas, debilidades y fortalezas, de esa forma sigo mi naturaleza, ser lo que uno es y nada mas; comienzo a responder las preguntas ¿Quién soy? ¿Qué estoy buscando? ¿Qué me hace feliz?, con ayuda de la introspección, comienzo a aliviar mi angustia, y me comprometo con migo y con mi futuro, voy descartando algunos caminos… solo quedan 3 ó 4, cada vez más segura de lo que busco, veo un futuro un poco más claro, pero nada es certero ni lo será, ni al momento del salto ni cuando caiga, la condena a elegir es perpetua, y lo único que nos queda es aprender a vivir con ella, tomar conciencia de que todo está en nuestras manos, que cada elección por pequeña que sea define algo en ti y que finalmente somos artífices de nuestro propio ser.

De todas formas sigo aquí, con la angustia pegada al pecho, lista para saltar, valiente ante el futuro que yo forjé, con la mirada en alto ante el devenir que se aproxima vertiginoso.